14.5.11

resaca y libido

La otra noche, a las cuatro, me puse a despejarme el calentón. Siempre que tengo resaca, mi libido se transforma y se desparrama convirtiéndome en un cachondo compulsivo. Como un zorro desesperado salgo a olfatear traseros por los bares, aquellos mismos lugares en los que la noche anterior desparramé la dignidad y mi salario. Si la soirée trajo ventura y alguna hembra me acompaña en las sábanas, la resaca y la libido hacen que no se pueda marchar, al menos, hasta pasadas las horas de la merienda. Por contra, si me despierto solo, empalmado y sediento me paso las horas del domingo todas. No es extraño que en los bares, este zorro que escribe, sea capaz de urgir las más lujuriosas tretas, con tal de que alguien acompañe a su resaca y empalme, hasta la habitación del fondo, la de muy al fondo. Quedan ustedes advertidos.

Nacho Huertas

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