14.5.11

Ciudad de Buenos Aires

- ¿Tenés Whisky?- Le pregunto. Y me acerca una botella de Jack. Me desata las manos, me duelen las muñecas, y me empino la botella al morro. La lanzo después, desafiante, contra la pared. Nada altera como el sonido de un cristal al romperse. Se acerca, saca su revólver, lo pasea por delante de mis ojos y apoya con fuerza el cañón en mi mejilla. Luego lo introduce en mi boca, está frío y tiene un sabor extraño; llega a mi garganta; a punto estoy de vomitar y mi cuerpo se estremece. Es el fin, siempre hay un final, aunque éste siempre llega pronto. La historia bien podría continuar si no sonase un gatillo, el sonido final. Malditos argentinos.


Nacho Huertas

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