15.9.10

relativamente extraño

Las nubes eran cortinas que levantaron el telón. El sol, especie rara de luz y comedia, iluminó tus ojos y mis rodillas empezaron a temblar. No por falta de costumbre, más bien por cotidiano y habitual. Acostarme pronto quería.

Tus palabras rodaron por el suelo, mientras, yo miraba con avidez el iceberg de tus senos. Descarado era antes de conocerte y descarado huí de tu cama tras desayuno continental sin huevos revueltos. Dejamos caer nuestras ropas al son de Nacho Vegas, alguna foto queda de recuerdo. Imagen de tu baile sensual, perverso, desnudándote sin prisa mientras mi miembro era víctima de mi lengua ansiosa. Hubo tiempo para movimientos antiguos, otros y algunos nuevos, como si lleváramos años jugando juntos a ese relativo y extraño juego.

Mi labio inferior se enganchó en tus pezones, y mi pene entró, una vez más, en el túnel del tiempo. Pasaron las horas.

NACHO HUERTAS

12.9.10

Ese oscuro objeto de deseo

Ahora que dejó de llover, me persigues. Ahora que calmé mis ansias con ella, me persigues. Dices que no es verdad, pero mis rodillas tiemblan cuando se enfrentan a tu mirada. La boca perversa deconstruye lo que dice. Labios de lo que pudo haber sido y jamás será. Y ahora, tu me persigues.

Yo te escribo de vez en cuando, vendiéndote algunos encantos abiertos que te minan el ánimo, para bien claro está. Te ofrezco lo que más me sobra, palabras e historias de otras, y te animas como todas las de tu especie. Especie de soledad. Sangre y fuego.

Ahora, dudas no tengo sobre como actuar, cuando nuestros ojos se mezclen y los de alrededor desaparezcan, sabré estar a la altura de tu cama; de tu piel, de tus gritos, de tus arañazos, de tus extrañas preguntas, y mi lengua actuará como verdugo de gloria y tus suspiros, esos que no se pueden fingir, se oirán desde lo alto de la ciudad, bajo la luna.

NACHO HUERTAS